Bienvenidos!

Comunicologa y mercadologa de profesión, una de mis pasiones: la organización de eventos. Me encanta el café, el té, el sushi y soy alérgica al ejercicio.

Esta es una recopilación de cosas que amo... desde fotos hasta social media.

Así que esperen ver de todo por acá.

jueves, 24 de julio de 2014

MOTOS / La leyenda de la campana #BikerBell


Hace muchos años ya, en una fría noche de diciembre, un viejo y experimentado motociclista volvía de un viaje a la frontera, con sus alforjas llenas de juguetes para regalar a los niños de su barrio, mientras conducía pensaba en lo afortunado que era al contar con su fiel motocicleta, que lo había acompañado en tantos años de manejo seguro en las carreteras. Era un gran sentimiento compartir estos viajes con ella.

Aproximadamente a 60 o 70 kilómetros de su destino, en el desierto, se encontraban un pequeño grupo de desagradables criaturas conocidas como road gremlins - duendes del camino -, ya sabes esas nefastas criaturas que siempre te imponen pequeños obstáculos como basura, trozos de madera, pedazos de llantas en el camino, son también quienes cavan esos peligrosos baches, esperando que el motociclista caiga ante uno de estos obsta culos y así, tener la oportunidad de regocijarse de sus actos de maldad, mientras se burlan del motociclista herido.

Mientras este motociclista solitario tomaba una amplia curva bajo la luz de la luna, los duendes del camino lo emboscaron, causando que este perdiera el control y cayera de su motocicleta, deslizándose hasta detenerse unos metros mas adelante, cerca de una de sus alforjas, la cual se había desprendido de su motocicleta. Mientras yacía ahí doliéndose de sus heridas y sin poder moverse, los duendes comenzaron a acercarse lentamente a el, el motociclista decidió defenderse y comenzó a lanzarle todo cuanto encontró en su alforja, hasta que al final, encontró una campana, y decidió sonarla con la esperanza de que atrajera ayuda o ahuyentara a las criaturas.

A 1 kilómetro del lugar del accidente, acampando en el desierto, habían 2 motociclistas mas que disfrutaban de una fogata y de la charla de sus viajes, la libertad que sentían al conducir su motocicleta. En la quietud de la noche, escucharon lo que para ellos sonaba como una campana, decidieron ir a investigar, momentos después llegaron al lugar donde el motociclista solitario se había accidentado, y lo encontraron tendido en el camino, con los duendes a punto de atacarlo. Sin pensarlo dos veces y haciendo gala de la hermandad que une a los motociclistas, comenzaron a ahuyentar a los duendes hasta que estos desaparecieron en la noche.

Al encontrarse infinitamente agradecido con los compañeros que lo habían auxiliado, el viejo motociclista ofreció pagarles por su ayuda, pero como cualquier motociclista digno de ser llamado así, los ayudantes se negaron a recibir pago. Al no querer dejar que se fueran sin por lo menos un gesto de agradecimiento, les entrego a cada uno una campana de las que traía en sus alforjas, sujetándolas en sus motocicletas con 2 trozos de cuero. El viejo motociclista les dijo a los jóvenes, que al colocar estas campanas lo mas cerca del suelo posible en sus motos, ahuyentarían a los duendes del camino, y que en caso de encontrarse en alguna emergencia un día, sonaran la campana, y así otros motociclistas acudirían a auxiliarlos.

Por lo tanto, siempre que veas a un motociclista que trae una campana en su maquina, sabrás que este ha sido bendecido con una de las cosas mas importantes para un motero, la amistad de un compañero motociclista.

Relato encontrado en la página de Moto Club Legendarios, A.C. de Tabasco